Viejo teatro olvidado que en tus tablas, tanto comedia como llanto, han cooperado.
Ahora aquí desamparado solo y desgastado por el duro tiempo devastado.
Tu drama es estar en el Tártaro, donde las hordas de Cronos, devoran tus rojas entrañas y las cambian por rancias telarañas.
Mientras Dionisio absorto en el néctar de la uva, no mira por tu vida como prometía.
Ahora sólo el silencio es tu público, y tal vez algún roedor que su nido hizo en ti.