En este lugar la vida se paro hace tiempo, dejado las hebras
y tramas encajadas en su bolillo.
De las maquinas, antes ruidosas y raudas con
sus agujas e hilos en el devanar de su vida, ahora paradas, toscas, y mohosas, corroídas por la herrumbre, parece
que hagan su último desfile hacia su extinción.
Acariciadas, quizás, por un leve rayo de luz, que les
devuelve su maltrecha belleza escondida detrás de su herrumbre.