La historia de esta cementera esta ligada a la inmensa
codicia humana, ya que esta fabrica gozaba de una buena salud comercial, tan
buena era su salud que poco antes de la compra, la empresa había iniciado
un cambio de maquinaria pesada así como el horno de secado. Viendo la
competencia que no podía subir los precios debido a la calidad del producto que
esa fabrica de cemento fabricaba, decidió comprarla.
Al comprar la fabrica en los primeros meses ya se vio algún movimiento
extraño en la cementera, como la venta de maquinaria clave a precio de chatarra
por parte de los nuevos propietarios, así mismo en Barcelona el precio de un
saco de cemento de cinco kilos paso a valer el doble en tan solo dos meses
después de comprar esta cementera.
La desidia de los nuevos propietarios no tardo en hacerse
presente y antes de que terminase el año la cementera cerro sus puertas.
Este es el estado actual de la misma donde sus principales maquinas son
el tiempo y las lluvias que fragmentan las paredes con el paso del tiempo.