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domingo, 8 de enero de 2012

Un Alcázar en un Peña.

Entre las sierras de Deza y el Costanazo, se haya majestuoso estos restos de un antiguo castillo.  Alargadas e inquietantes piedras, se alza la Peña de Alcázar o  
Peñalcázar.


Recortes de su historia.

La historia de Peñalcázar esta regida por su ubicación estratégica, como la frontera entre Aragón y Castilla.
Alfonso I ganó esta plaza fuerte llamada solamente Alcázar.
Entre 1120 y 1125 se utiliza parte de la muralla para la realización de caseríos y dependencias Ducales.
La despoblación de Peñalcázar a principios del 1.200 hizo que el Rey eximiera del pago de tributos a los que quisieran vivir en lo alto de la peña, según recoge don Gonzalo Martínez.
En 1785, la Peña de Alcázar. Dependía del Concejo de Soria, desde donde se nombraba anualmente alcaide.

A partir de esa fecha se empieza a utilizar las murallas y el castillo para la construcción de viviendas dando así a la formación de un pequeño poblado, pero debido a la geografía del lugar hará que la gente emigre a otros pueblos cercanos. El lugar siempre fue hermano de la soledad y el abandono.
El ultimo habitante del poblado desaparece en 1970, mujer mayor que decidió morir en tu tierra, y según me informaron, el Concejo de Soria, le cedió un generador eléctrico y cada cierto tiempo se veían las mulas subir por el camino de la fuente con su carga de gas-oil para el generador de la anciana mujer.

Una historia pequeña, para un gran lugar, el cual, tuvo su importancia defensiva durante los largos y oscuros años de la Edad Media. En la actualidad, solo hay su halo romántico impuesto por el abandono, sirviendo de inspiración para ubicar narraciones, cuentos y leyendas de lejanos y majestuosos castillos.